La ceremonia del poema es una huella del pasado, inútil espera que nombre lo que busco. Un poema es mi lugar, conmigo soy él y soy yo mismo en plena melodía. Esta poesía breve intenta sostenerse en la lógica y al mismo tiempo desobedecerla para alcanzar la belleza; pretende abrir un espacio nuevo en la conciencia del lector a fin de sacarlo de sí, recurre al modelo de la escritura dejado en lapidas, monumentos o tarjetas de un obsequio al estilo de un epitafio, esta forma enigmática desafia a lo oculto que el lector percibe como sensaciones elementales. La emoción de la palabra no deja dormir en paz a la belleza, ni en el instante mas breve
2 comentarios:
Es una visión tan romántica la que tienes del poema. La belleza por la belleza misma, siempre enredada al más íntimo hilo que se desborda de la mente.
epitafios con patas
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